El se inclinó y con su lengua recogió aquella sustancia para después darme un beso. Nuestras lenguas se encontraron y jugaron durante algunos minutos mientras ambos saboreamos el sabor de su delicioso esperma. Tenía un ligero dolor en la vulva, y con mi mano seguí dando todo fue una manera de conocerlo mejor.
Solo me queda una moraleja para este relato: Roberto me dijo que él me apostaba que si seguía sin cumplir sus condiciones acabaría acostándome con él. Y dicho y hecho. Follaste corazón, no vuelvas a apostar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario