miércoles, 8 de julio de 2009

las colegialas

Fue el comentario que hizo mi cuñado que apenas me había visto desde su trono en el desayunador, frente al televisor.

-Sí, buenos días. Respondí yo, serenamente. Mira, Roberto, sinceramente tus comentarios están fuera de lugar, no estoy de acuerdo con que te comportes así conmigo. -Si no te parece lárgate con tu esposo de aquí. Ya les dije que aquí se van a alinear a mis reglas. O te cambias tus falditas o atente a las consecuencias. -¿Cuáles falditas? Es un coordinado, respondí molesta y además no tengo por qué darte por menores de cómo me visto. -Entonces atente a las consecuencias. Ya te lo dije, insistió.

Salí de aquella casa nuevamente exaltada. No pensaba que encontraría una actitud así al irnos a vivir con mi suegra. Sabía que si lo comentaba con mi esposo ocasionaría un disgusto entre hermanos, y me sentí confundida, no supe qué hacer. Tampoco quise hacerle ningún comentario a mi suegra, pues para ella difícil ya soportar el mal carácter de su hijo, así que callé. No dije nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario